Yurisekai Capitulo 3. Primera noche.

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Luego de un día cumpliendo algunas misiones, Yukio acepta la invitación de quedarse en casa de Vania, ahí conocerá al padre de ella...

El resto del día terminé aceptando misiones recolectando manzanas saltarinas, cortando flores venenosas y levantando una cerca de roca, siempre con Vania tras de mí, ayudándome y hasta mostrando más habilidad que yo en todo. Cuando volvíamos al Gremio por otra misión, cruzaba miradas celosas con la mujer de allí. 

Al caer la noche y escucharse de verdad un aullido de lobo, solo junté 38 barras de cobre. El dueño de la posada cobraba 50 a los aventureros, sin excepciones y por adelantado, así que ahora, terminé en casa de Vania.

—Papi, papi. Ya llegué.

La chica entra y abraza a aquel hombre, un tipo robusto, delgado de cuerpo pero con brazos enormes y que seguramente llegaba a los dos metros, una cabellera casi tan larga como la de ella, barba que era adornada con unos anillos, tatuajes en ambos brazos y un delantal de cuero.

—Bienvenida hija.

—Papi, ella es Yukio, mi nueva amiga, aventurera nueva en el pueblo.

La presencia del hombre hace que quiera salir corriendo. Vania había mencionado que golpeaba a quienes coqueteaban con su hija, ¡y ella me había besado dos veces! ¿Por qué me trajo aquí? Mis piernas no responden y el hombre se acerca dando pasos cortos, con una mirada seria, debo levantar la cabeza para verle la cara. Se me acelera el corazón por el pánico.

—Yukio ¿verdad? Bienvenida, jovencita, ¿hay algo que pueda hacer por ti? —dice cambiándole la expresión por una sonrisa amable.

—Ella viene a pasar la noche, papi.

—Ya veo.

—Sss... si... Señor, si... me lo permite.

—¿Eres una chica, no es así?

—Si señor.

—Entonces no hay problema, pasa ¿quieres algo de comer?

Sentía que el corazón se me salía, y aún me duele es estómago por el miedo. A pesar de ello, no comí más que un par de manzanas desde que llegué a este mundo, así que acepto la invitación.

La casa es elegante, aunque no demasiado grande. La mesa del comedor es para unas ocho personas, pero no parece que nadie más viva aquí. Vania se sienta junto a mí, con su padre al frente. Comemos una especie de guiso de verduras, que recuerda un poco al sukiyaki. Siempre en completo silencio. Terminamos y el señor se levanta para servir el siguiente plato, en ese momento, Vania se acerca a mí y me susurra al oído.

—¿Me darías otro besito? Antes que papi vuelva.

—¿Qué?

—Shhh, te podrá escuchar.

—Ya te dije que no te besaré. Además, si nos descubre...

Su padre regresa, ella toma asiento en menos de un segundo. Sirve una especie de alas de pollo con forma extraña, hervidas y cubiertas con especias. Continúa en silencio, no sé si nos vio, si está molesto o si planea eliminarme por la noche, a pesar de sentir un nudo en el estómago pensando todo eso, no paro de comer.
Terminando, se vuelve a levantar y sin perder un momento, Vania se acerca y vuelve a hablarme al oído:

—Te daré mi postre si...

—No —respondo alejándola.

Su padre vuelve con lo que parecen helados servidos en pequeños bowls y cubiertos con crema, pero al probarlos están en realidad calientes como un pan horneado. Vania voltea a verme, señalando la crema dulce en su labio, como invitándome a limpiarla con los míos. Hago como que no la veo. Al terminar, doy gracias por la comida.

—No es nada, joven Yukio, las amigas de mi hija son bienvenidas. Puedes pasar a la habitación de huéspedes, o si deseas bañarte antes, pero ya es un poco tarde.

—Muchas gracias, señor, pasaré a la habitación.

—Papi, la de huéspedes tiene las herramientas y el molino.

—Ah, es cierto. ¿Quisieras esperar que moviera las cosas o no te molesta dormir en la habitación de Vania?

—A mí no me molesta, papi.

Ella me voltea a ver con una sonrisa.

—Ahh —suspiro con resignación— no hay problema, compartiremos habitación.

El rostro de la chica parece iluminarse.

Su padre coloca un pequeño colchón en el suelo de la habitación, mientras pido usar el baño para cambiarme. Vania me prestó un pijama, una especie de mameluco delgado, con un botón que cierra una abertura en la pompi derecha. Vuelvo a la habitación, un cuarto con un par de velas, una cama y mi "futón" a un lado. Diría que no parece el cuarto de una chica, pero un peluche de trapo sobre la cama le da cierto toque lindo. El señor nos da las buenas noches y apaga una de las velas.

Vania tiene un pijama idéntico, de color verde a diferencia del mío azul. Me mira todo el tiempo desde su cama y siento que en cualquier momento saltará para besarme o quizá algo más, no es que desconfíe de ella, mucho menos que por mi mente pasen cosas indebidas, pero este tipo de escena me recuerda a cierto tipo de mangas... No es que haya leído esa clase de cosas. 

Doy las buenas noches y me cubro con la sábana, dando la espalda a su cama.

—Oye...

Finjo estar dormida, pero sé que no engaño a nadie.

—Yu-ki-o

—¿Qué pasa Vania?

Me doy la vuelta y ella me continúa mirando, con la cabeza apoyada en su brazo, como la escena de aquel anime antiguo, y con el dedo sobre sus labios.

—¿No me darás ni un besito?

—Buenas noches.

—Ahhhh. ¿Qué debo hacer para recibir otro beso tuyo?

—Escucha, realmente lo que sientes, o crees sentir por mí, es debido a mi habilidad llamada "Flechazo", parece que solo funciona en mujeres y si no fuera por ella...

—¿Así que es eso? Pues... Me alegro de que hayas sido tú la que me haya flechado.

—Tonta, ¿qué cosas dices?

—Y esa habilidad ¿solo la usas para tener un lugar donde dormir?

—No, eso no es... De hecho, yo ni siquiera la pedí, fue solo... Una larga historia. Y no creo que sea correcto corresponder a alguien que está bajo alguna especie de magia, sentiría que me estoy aprovechando de la situación. 

—Bien, entiendo. Pero, ¿puedo al menos robarte otro beso mañana? Como un juego entre amigas. 

—Como quieras —digo mientras me cubro la cabeza con la sábana.

—Bien. Y, Yukio, no te preocupes, no te besaré mientras duermes. Después de todo, es tu cara luego de besarte lo que me gusta. Buena noche. 

Vania apaga la vela y se acuesta.

—Buena noche.

Me descubro la cabeza, sintiéndome una tonta. Pero, de verdad hay algo por lo que estoy preocupada. Que todo esto haya sido solo un sueño. 

 

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