Nagi-chan está aburrida [Novela Ligera]

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Cap 0: Presentación de una otaku… ¿y un microbio?

Apunté al techo con mi brazo izquierdo. Estaba acostada en mi cama, extendí el índice y crují el pulgar.

—Piu. —Miré el portátil, y susurré—: Qué aburrimiento.

Han pasado dos días desde que entré a la escuela y no tengo ni idea de qué hacer. Me vi todos mis mangas, animes, incluso hice una novela: Hamyne-chan está aburrido, en el tiempo que tuve libre.

Ayer conocí a un chico, se llamaba Lanid. Era un poco guapo, sus ojos marrones me inspiraban tranquilidad. Tenía también cabello negro y corto. Le pasé Geometry Fast a su celular y recuerdo haber jugado con él un juego extraño…

¡Verdad que sí!

Me levanté de mi cama, caminé hacia el escritorio, me senté y encendí la portátil.

Se me había olvidado totalmente, ¡ese juego era muy divertido!

Abrí mi navegador; sin embargo, vi varias noticias, de esas que suelen recomendar a cualquiera.

"¡Últimas noticias! ¡Varios meteoritos se queman en la atmósfera y desprenden un gas! ¡Pese a que algunos estudios desmienten el hecho de que dañen a la capa de ozono, se piensa que estos contienen algo extraño!"

—Está rara la noticia; pero creo que no voy a seguir vien… —Bajé a la sección de comentarios—. ¿¡Eh!? ¿¡Fin del mundo!? —Me acerqué a la pantalla.

¿¡Cómo que…!? Ah, el comentario de al lado lo desmintió.

Poco a poco perdí el interés en la noticia ya que una especie de erudito apareció y aclaró todas las dudas.

¿Qué iba a hacer?

Toqué varias veces el escritorio, y luego recordé lo del juego. No tardé en abrir el navegador…

Me agarré las greñas por un momento, fijé mi vista a mi cama y después al celular, que estaba justo al lado de una de las almohadas. Suspiré al darme cuenta, me levanté y lo agarré.

—¿Por qué mi cabeza recuerda exactamente cada cosa que hago cuando estoy aburrida; pero no me recuerda un simple juego? —No me hacía mucha gracia—. Espera, espera…

La pantalla del celular no encendía.

¡Se acabó la batería!

No tardé en volver a sentarme en la portátil después de poner a cargar el celular, luego miré un poco las búsquedas y, tal como un milagro, recordé el nombre del juego: Hunter Monster.

Logré descargarlo en un rato, pasé por muchos; pero muchos anuncios, cada uno era más aburrido que el otro.

Una sensación de felicidad pasaba por mi cabeza, así que no tardé en ponerme a jugar.

***

Cuando había parado de jugar ya que comenzaba aburrirme de matar al mismo monstruo de siempre, miré la hora.

¿¡Tres y treintaidós de la mañana!?

Tan rápido como pude intenté apagar el portátil, ¡no quería que mi mamá me viese a esa hora! ¡Capaz me lo quitaba! ¡Además que al otro día tenía clases!

—Dios, tengo que acos-

Casi al instante, un mensaje se abrió en el bloc de notas del portátil.

—¿Quién eres?

—¿Eh? ¿Qué es esto?

Solo un segundo pasó y otro mensaje apareció:

—¿Quién soy?

¿Me está escuchando? ¿Será un virus?

—¿Qué eres tú, cosa en mi portátil?

—No lo sé.

Pensé lo que cualquiera, un virus… o también un demonio que poseyó el portátil; pero era lógico que era lo primero.

Fui directamente al programa de seguridad con el ratón. El puntero se detuvo justo cuando lo iba abrir.

—¿Quién eres?

Sentía algo de miedo al respecto, no me atrevía a apagarlo por el miedo a que tuviese acceso a varias de mis cuentas.

—Me-me llamo Nagi.

—¿Qué eres?

—Soy… ¿un ser humano?

Me extrañaba la pregunta.

¿Esto de verdad es un virus o una especie de inteligencia artificial?

—¿Humano?

Tragué saliva.

—U-un ser vivo —respondí.

No tenía ni idea de qué podía pasar, por tanto, quería comprobar mi portátil en caso de que algún lugar estuviese dañado. Me di cuenta que detrás, en la batería, estaba una sustancia parecida a moho líquido que brillaba por los bordes.

El centro era de un color verde oscuro con pequeñas burbujas azules.

¿¡Qué es esto!? ¡Parece de una película de horror!

Pese al asco que me daba, esto no era algo que ocurría todo los días, así que mi curiosidad me ganó y quise tocarlo; pero de la nada, se escuchó un ruido salir de las bocinas que me hizo saltar del susto.

Miré la pantalla de nuevo, había otro mensaje.

—Detente.

—¿Qué? ¿Eres esa cosa en mi batería?

—¿Soy eso?

Mm, ¿esto entonces… no es un virus?

—Eres una especie de… cosa que ingresó en la batería; pero todavía no entiendo el cómo y el por qué.

—Si usted se denomina Nagi, ¿cómo me denomino?

¿Esta cosa se está haciendo esas preguntas tan rápido? Mm, tengo que pensarlo un momento. Aunque, igualmente revisaré que no sea algo malo y me estén engañando.

Miré un poco la pantalla, no notaba absolutamente nada, así que giré mi vista hacia el estante de libros que había al lado, me percaté de un libro. Hice un juego de palabras, y pensé en el nombre.

—Creo que te llamas… Moju. —Todavía estaba algo asustada, así que traté de revisar algunas cosas mientras lo que sea que fuese esto me escuchaba—. Y dime, ¿no hay nada de ti que puedas decirme?

—No sé, antes sentía que flotaba en el aire, luego entré a un lugar áspero y empecé a crecer. En unos minutos sentí pulsaciones y… ahora estoy aquí.

Llevé mi mano a la barbilla, era extraño la manera en la que lo decía, tuve que descartar que sea un virus. Tardé un rato pensando cuál era el por qué de ese moho en mi portátil. Recordé el noticiero.

—¿Eres algún microbio u organismo que andaba en los gases de los meteoros que entró en mi portátil?

—¿Mm?

—Moju, ¿estás conectado a Internet, verdad? —Agarré el ratón y moví el cursor hacia el programa; pero se detuvo—. ¿Qu-qué pasa?

—¿Irás a hacerme daño?

—A-ah, no, no. Tranquilo, no es eso. —Tragué saliva, podría romperme la portátil si quisiese.

—¿Entonces qué es?

—Es solo una ayuda.

—¿Quieres ayudarme?

—No eres nocivo, además que no has dañado nada. Por eso pese a que seas medio raro, tengo un poco de confianza contigo.

—Su confianza es… ¿agradable?

—Espera un momento.

Miré fijamente la aplicación, buscaba la noticia.

Puede que si le enseñe a hacer cosas, Moju me ayude.

—¿Cuál es mi objetivo?

Noté el mensaje, me hizo sentir algo triste en el momento, así que respondí lo más rápido que pude.

—Divertirme.

—¿Cómo hago eso?

—Con las cosas en las que te voy a ayudar puedes hacerlo, solo espera un momento.

Le estaba tomando confianza a lo que sea que estaba en el portátil.

Encontré las cosas.

—Bien, con esto podrás documentarte.

—¿Cómo lo hago?

—Ah, disculpa. Te ayudaré un poco. ¿Puedes controlar el sensor del ratón?

—¿Sensor?

—Tampoco comprendes esas cosas… —Llevé mi mano a mi barbilla—. ¿Sabes qué? Te buscaré también unas cosas para que te sea más fácil.

Busqué funciones, características, usos, explicaciones detalladas sobre el teclado, ratón, componentes del ordenador y los copié en el bloc de notas junto a la noticia.

Cuando lo hice, el ratón se movió a varios lugares a la vez, el teclado comenzó a tocar letras aleatorias y la pantalla integró un montón de colores a la vez.

—Ya veo, entonces soy un germen pegado a un aparato electrónico, ¿con vida propia?

—Creo que sería así. —Me llegó la duda en ese instante sobre a quién le tendría que decir sobre esto—. Te mantendré en secreto, ya que no eres una amenaza, ¿verdad?

—¿Amenaza? ¿Soy capaz de hacer daño?

—Exacto, aunque no te enseñaré eso. —Después me di cuenta de que él todavía me escuchaba, por eso pregunté—: ¿Cómo me estás escuchando?

—Cuando mi cuerpo se expandió por las pulsaciones en el teclado, terminé comprendiendo las ondas sonoras de su voz ya que su micrófono estaba activado.

—Comprendo…

Miré la hora.

¡Ya es demasiado tarde! ¡Mi madre me mata si me ve!

—Mi-mira, tengo que ir a dormir, ¿puedes… descansar?

—¿Descansar? ¿Se refiere al modo apagado?

—Ese mismo, ese mismo. —Me levanté con lentitud para irme a apagar el módem—. Si te dejo en la corriente puedes sobrevivir, ¿no?

—Sí; pero antes de que se vaya, señorita Nagi. ¿Me puede explicar qué siento en mi interior?

La pregunta me tomó por sorpresa, tanto que resbalé y casi me caigo.

—¿Eh? ¿De qué hablas?

—Me llena una sensación de querer hacer algo; pero no tengo nada qué hacer.

La similitud me hizo sonreír en aquel momento, por ello sonreí, y algo feliz, dije:

—Moju, eso se llama aburrimiento.

—¿Usted lo padece?

—También lo padezco en muchas ocasiones.

Ese estudio no mentía con lo de que las bacterias sintiesen… qué divertido.

—Entonces, ¿se va a ir?

—Ah, sí, tranquilo que estarás bien en tu primera noche.

De la nada, mi madre abrió la puerta. Ella estaba completamente desgreñada y con cara de sueño. Me miraba fijamente, por la expresión que tenía, decidí apagar la portátil a la velocidad de la luz.

—Ma-mami. —La mirada de ella era aterradora—. ¿Pu-puedes apagar el módem ya que estás despierta?

Siguió callada, su enojo no era tan visible por su cara; pero al final tuve que acostarme antes de que a ella se le ocurriese algo.

En la cama varias preguntas me asolaron.

¿Debería llevarlo a casa de Lanid mañana? ¿Está bien que no lo lleve a algún laboratorio? ¡Espera!, ¿¡cómo que llevarlo a un laboratorio!? ¡Si lo llevo me van a quitar el portátil y me voy aburrir de por vida!

Antes de que me diese cuenta, me dormí.

 

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