Suena el anuncio del metro. Es el último del mediodía. Kasumi y Naoko ya están en la estación, apuradas como nunca antes. Tomadas de la mano, pasan los molinetes y entran al vagón 16 de regreso a casa... ¿Pero de quién?

- Kasumi... em... yo...

- Sé lo que dirás, así que no te preocupes... (toma de su mano, sudorosa)

- Es que... yo... Kasumi... Quería invitarte a mi casa... Si tú... puedes...

- ¡Ah, era eso! Pues, podríamos aprovechar a adelantar tareas, ¿qué dices?

Naoko suspira y susurra algo que ni ella logra comprender, pero mirando a su amiga puede notarse cierta intención...

- Se-se-seguro amiga... Te-te-te prepararé al-algo dulce (temblando tibiamente)

- ¡Amo los dulces! ¡Por eso y muchas otras cosas más es que te quiero tanto Naoko!

Las amigas pasaron los siguientes minutos de viaje hablando de los dulces que amaban de más pequeñas, cuando sus padres, también amigos entre sí, las llevaban a la primaria integrada de Tokoshima. Al llegar a casa, Naoko se encuentra con la casa vacía. Sus padres aun no habían regresado.

- Oye Naoko, ¿tus padres están de viaje?

- Así es, llegarían hoy desde Okinawa. Espero que lo hayan disfrutado mucho.

- Sabes, dicen que es muy bonito en verano y que la comida de allí es excelente... Podríamos ir en las próximas vacaciones, ¿no crees?

- ¡Amaría ir contigo! Solo tendremos que tener paciencia y tú principalmente mejorar tus notas (se ríe con energía)

- Eso sí amiga... Últimamente estoy esforzándome mucho para obtener al menos un 70 y sé que lo voy a lograr, pero con tu ayuda, cerebrito... (se ríe tibiamente)

- ¡Oye! Tampoco soy una genio, Kasumi... (sonrojada) Si quieres puedo ayudarte, pero no te daré ninguna respuesta. No quisiera que 50 de los 100 puntos sean míos. Eso sí, te pondré una condición que no sabrás hasta tanto apruebes el próximo examen.

- Por favor, ¡no me dejes intrigada, quiero saber!

- Sólo estudia lo suficiente y ante las dudas, intentaré ayudarte. Es todo lo que diré del asunto. ¿Quieres? (le ofrece un trozo de