La Pasión de Naoko, capítulo 4: ¿Cómo me veo?

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Cuarto episodio de la novela juvenil Yuri

Las amigas entraron al centro comercial después de un largo camino lleno de confusiones y sorpresas.

En cada local, Naoko sentía la necesidad casi imperiosa de adquirir algo, por más mínimo que fuera. Obviamente tenía la certeza de haber olvidado su cartera, pero no podía volver a pedirle a Kasumi que la cubra. No era hora de asegurarse la victoria en su capricho, por lo que rápidamente se abrumó justificadamente.

- ¿Qué te sucede Naoko? Te noto un poco cabizbaja...

- Es que, em... esos pendientes son muy bo... (atragantada)

- Lo sé, lo sé... No te resistes... Pero es que ¡eres muy despistada amiga! (se ríe tibiamente)

Pasaron cerca de dos eternos y angustiantes minutos de silencio entre ambas. Naoko ya tenía en su poder una pequeña bolsa con esos pendientes tan bonitos que gentilmente, pero que, con cierto desdén, Kasumi le obsequió. Kasumi no pudo contenerse al ver el rostro de su amiga casi al borde de las caprichosas lágrimas que querían brotar de sus azulados ojos, aquellos en los que se vio sumida cuando hizo contacto en la estación del metro. ¿Qué era lo que sentía?

- Oye Kasumi, te... te... (tiembla) ¿te gustaría probarte algo de allí?

- ¿De qué hablas? ¡Ah, la tienda Sapporo! ¡Amo ese lugar, ven, entra!

- Es...¡espera, Kasumi!

Entraron a la tienda y la fascinación de Kasumi empezó a brotar como agua de manantial casi de inmediato.

- ¡Wow! ¡Ven Naoko, mira esto! ¡Qué bonito! ¡Creo que te verías mucho más linda que de costumbre con esta falda!

- ¿Que... de... costumbre? No digas tonterías Kasumi, tú eres...

- ¿Bonita? Ay, ¡no exageres!

- Yo creo que a ti te quedaría mucho mejor... A ver, ¡pruébatelo, vamos!

(Entrando al vestidor, Kasumi se enrojece)

- Pero, por favor... entra conmigo...

En ese interín Naoko se acerca, toma de su mano y entran definitivamente en el vestidor, perdiéndose lentamente entre las cortinas. Ya dentro, tres paredes espejadas las reflejan en toda su plenitud, y rápidamente nota lo nerviosa que se ha puesto Kasumi tan de repente.

- Oye Kasumi, ¿te sientes bien? Tienes la cara muy roja...

- Es que, estoy un poco avergonzada desvistiéndome aquí...

- Pero si frecuentas mucho este lugar, ¿cómo puedes estarlo?

- Tú estás aquí, en este espacio tan estrecho, casi puedo escuchar tu respiración... Son muchas sensaciones juntas...

Naoko poco parece entender la situación: ella la invita al vestidor ¿pero se avergüenza?

- Tranquila amiga, si quieres que esté aquí, me voltearé así puedes probarte la falda... Y descuida, ¡no espiaré! (se sonríe)

- ¡Procura no hacerlo! Por favor...

En ese instante, el corazón de Kasumi se aceleró, a ritmo imparable, como si el mismo fuera a salirse de su sitio. Sudaba, estaba cada vez más nerviosa y el pulso le temblaba cual gelatina. Con cierta dificultad, pide ayuda a Naoko, que sigue de espaldas, fiel a su promesa.

- Oye, Naoko... ¿Puedes hacerme un favor?

- (Aún de espaldas) ¿Qué necesitas?

- Ayúdame con este pliegue, creo que no es de mi talla y tus dedos me ayudarían mucho a encontrar el talle justo.

- Bien, pero tendré que darme la vuelta. No me regañes.

Al darse la vuelta, y sin esperar respuesta de Kasumi, Naoko extiende los brazos y se encuentra con su cara: rápidamente se había volteado antes que ella. Sorprendida, Naoko comienza a ponerse nerviosa, un mínimo instante en que cruzaron miradas tan de cerca y tan íntimamente fue como una eternidad y el corazón dio sus latidos de alerta. Era un momento único, y hacía tiempo que lo tenía guardado en su interior. Tomó con más firmeza sus mejillas y le dijo:

- ¿Cómo me veo? Sé que no estoy probándome la falda, y que tú no lo hiciste aún, pero sé qué es lo que quieres...

Kasumi no respondió. Solo cerró sus ojos y se dejó llevar.

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